lunes, 6 de junio de 2011

Entrevista de un diario de Pilar a Loreley



El efecto Gran Hermano, mucho más persistente que el propio programa, todavía la persigue. Aunque ya pasaron tres meses desde que recuperó la “libertad” cedida a un reality televisivo, la morocha espigada que un día quiso ser famosa no tiene respiro cada vez que pone un pie en la calle, incluso si la calle pertenece a la ciudad donde creció.
En la puerta de la escuela de modelos que fundó hace dos años, ahora en la peatonal de Pilar, dos minutos son suficientes para que Loreley Donate firme un autógrafo, le haga upa a un bebé cediendo ante la insistencia de una madre frenética y pose ante dos celulares con una sonrisa dibujada.
Después de ver esa imagen, no suena exagerado que la ex GH afirme –aunque suene paradójico- que desde que dejó el encierro “trato de no salir mucho a la calle”.
-¿Qué modificó en tu vida el paso por la casa?
- En mi trabajo, en la escuela, se duplicaron los inscriptos y ahora abro otra en San Martín. Además, hago presentaciones en boliches todos los fines de semana en el interior del país. También cambió que no puedo salir a la calle, no me puedo tomar un colectivo. El otro día me tomé uno en Capital y estuve todo el trayecto rodeada de gente preguntándome por Gran Hermano.

-¿Cómo se sostiene tu carrera después de GH?
- Mi idea no es hacerme las lolas ni hacer teatro de revista. De las 10 chicas que estaban en la casa, la única que quedó con trabajo fui yo. Las otras hicieron revistas fuertes, yo sólo hice una nota para Paparazzi y las fotos me gustaron hasta ahí. El 26 de mayo Benito Fernández hizo un desfile y de todas las chicas me llamó a mi. Eso me hace ver que no estoy tan errada en el camino que quiero transitar.

Montaña rusa
Simpática y verborrágica, ofrece café mientras habla por teléfono con Matías, el soldado del ejército con el que se casó hace algunos años, y confirma un viaje a Punta del Este para presentarse en un boliche y en un programa de TV.
Así es la vida post-Gran Hermano para la chica de 24 años, espontánea y fresca, que no tiene problemas en posar sin maquillaje, la misma que a los 14 se alistó en el ejército, estudió modelaje con Anamá Ferreira y un día entró a la casa más efectiva en la realización de famosos de paso fugaz.

-Hay bastante prejuicio en relación de Gran Hermano. ¿Cómo se hace para que te tomen en serio?
- Los escándalos están siempre, cuando yo estaba en la casa circuló un video erótico y aunque después se comprobó que no era yo, me seguían preguntando y yo me lo tomaba a risa. Todo me lo tomo con humor. Creo que hay que tratar de sorprender al público a través de lo que es uno y así ir armando una carrera manteniendo una línea sutil. Antes de entrar a la casa me preguntaron si me interesaba ser mediática y hacerme las lolas y dije que no. Pensé que no me iban a llamar más… Soy una persona recta, trato siempre de seguir una línea y es por la formación que tengo.

-¿Qué buscabas cuando decidiste anotarte en el reality?
- Cuando me preguntaron en los castings yo decía que quería vacaciones y engordar (risas). Una de las principales causas es que quería llegar yo porque sino, sé que es muy difícil si una no es conocida poder lanzar chicos y conseguir espacio en los medios para la agencia de modelos. No sueño con ser famosa por ser famosa, quiero ser conocida a través del modelaje, de mi carrera.

-¿Cómo viviste los días de encierro?
- Los primeros 15 días es como estar de vacaciones, es muy divertido. Después pasa algo raro, la casa se achica. Al principio te parece enorme y después es cada vez más chica y empieza a molestarte el resto de las personas. A mí se me hacía complicado convivir e hice que todos se adaptaran a mi. Ordenaba y le lavaba la ropa a todos, pero porque el lavadero era el único lugar donde podía encontrar mi espacio porque nadie iba.

-¿Repercutió en la relación con tu marido?
- Sí, está mejor. Por el hecho de haber entrado en la casa se consolidó aun más el matrimonio. Todo lo que hice, sabía que a Matías no le iba a molestar. Igual hay que tener en cuenta que el nuestro es un matrimonio atípico, no estamos esposados el uno al otro. No somos dueños de la vida del otro.

-En los debates Matías dijo que tenían una relación libre. ¿Hasta dónde llega esa libertad?
- Todavía no sucedió nunca pero si al él le gusta otra mujer y quiere estar con ella, le pido que me lo diga. Yo decido después si lo espero o si cuando vuelva ya no estoy, pero no nos basamos en el engaño y la traición sino en la confianza y en la libertad.
-¿Te trata diferente la gente en Pilar por ser el lugar donde naciste?
- Me trata muy bien, es muy educada. A todos los integrantes de Gran Hermano les encanta venir a Pilar porque son muy cariñosos, en cambio en otros lugares como en Capital es como que te acosan, es diferente. 

-¿Te gustó que la final la ganara Cristian U?
- No, realmente no. Hubiera preferido que ganara Emiliano. Tenía todo lo que tiene que tener un Gran Hermano, tenía juego y era buen compañero.

Quién es esa chica
Loreley Donate nació y vivió en Pilar hasta los 14 años, cuando entró al ejército donde permaneció hasta los 17. Estudió modelaje con Anamá Ferreyra, vivió cuatro años en Capital y uno en Montevideo, antes de regresar a su ciudad natal para poner una escuela y agencia de modelos sobre la peatonal de la calle Rivadavia.
Está casada con un soldado, con el que comparte su vida desde hace 10 años. El año pasado ingresó a la casa de Gran Hermano donde salió convertida en famosa.
Hoy, con el cachet quintuplicado, sigue su carrera como modelo, aunque ahora con presentaciones en boliches y giras por programas televisivos del interior del país. Está dando sus primeros pasos como notera en el programa PM de Telefé, que conducen Leo Montero y Verónica Lozano, y planea la apertura de una sucursal de su escuela Loreley Top Models.



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